Ante todo, desearos felices fiestas. No obstante, siempre cabe la reflexión y la parábola de el Grinch, que tiene su miga en tanto en cuanto nos hace cuestionarnos si aquello que nos venden como un periodo de alegría y festividad, no tiene sus aristas y problemáticas de fondo.
Adentrémonos en la historia de una personaje que, sobre todo, nos hace pensar en lo verdaderamente importante en nuestras vidas.
Infancia del Grinch
Ser verde y peludo, pero, sobre todo, diferente al resto, tiene sus desagradables consecuencias. De pequeño sufrió bullying por una apariencia física que era el detonante de bromas desagradables.
Mira tú por donde, en una Navidad, sufrió unas burlas más exageradas que de costumbre y nuestro protagonista arrojó su regalo a un árbol navideño, circunstancia que motivó aún más risas y la falta de apoyo, motivando su huida del pueblo.
Venganza
Compras, compras y más compras, regalos por doquier, ruido, gentío, mercantilismo extremo, consumismo desmedido, preocupaciones ególatras… Ante todo esto, qué puede hacer el ser verdoso…, pues dedicarse a robar la Navidad.
Obligado a una triste marcha por el acoso experimentado en su niñez, el ex vecino de Villa Quién, vive en una cueva en lo alta de una montaña junto con su perro. Su plan, robar decoraciones navideñas, árboles y juguetes, así como los regalos de los niños. Esta es la idea de fondo de un cuanto publicado por el ya recordado, Dr. Seuss (seudónimo del escritor Theodor Seuss Geisel).
Por cierto, el plan de nuestro protagonista fue un fracaso, ya que la gente siguió siendo feliz.
El personaje
“Varón” de 53 años de edad que nos advierte y orienta sobre lo superficial y banal. Un tipo con un corazón empequeñecido y que sólo, cuando se humaniza, acaba abriendo su corazón a los demás.
No es una mala persona, pero ha sufrido demasiado, hasta darse cuenta de lo innecesario del consumismo navideño y, más relevante aún, que lo verdaderamente importante es el espíritu de estas fiestas.
Al fin y al cabo, que me perdone Dickens, el Grinch no deja de ser una especie de Scrooge en Cuento de Navidad, siendo esta la parábola que fundamenta el trasfondo de nuestro querido ser verdoso y peludo.
Síndrome de vuelta a casa
También llamado síndrome de el Grinch, consiste en un estado anímico tendente al “bajón” emocional y que acontece cuando se acercan las fiestas navideñas.
La ansiedad, depresión, nostalgia e incluso miedo al reencuentro con familiares o, también, por el contrario, la sensación de abandono o soledad en aquellos casos en los que se está alejado de las familias o, simplemente, impera la falta de compañía.
No olvidéis que la traducción de Grinch es la de malhumorado o amargado y si bien, el síndrome homónimo no es reconocido como enfermedad, ahí está la reacción de muchas personas en estas fechas.
Como uno ya cumple algunas décadas, recuerdo con estupor un anuncio de un turrón que homenajeaba al canis lupus, cuya melodía era, ¡vuelve, a casa vuelve, vuelve a tu hogar!.
Dejadme ser un poco aguafiestas, el mero hecho de escuchar la canción me hacía ser un puro y auténtico fan del increíble Grinch y odiar la Navidad; y es que, tonterías las justas.
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