La importancia de los simulacros
Todos conocemos la importancia de la práctica, la constancia y esas cosas que se nos enseñan en la escuela. Y es en los simulacros donde esta va a ser la máxima.
Los simulacros son fundamentales en la preparación del examen PIR. Sin embargo, al hacer tantos, corremos el riesgo de convertir su análisis en un mero proceso de conteo de fallos y aciertos, cuándo sería mucho más útil realizar un análisis profundo de nuestra ejecución.
Analizar los resultados
Es fácil hacer los simulacros con el ánimo decaído de quien lleva varios quedándose “mal” en las comparaciones, o dejar de hacerlos porque nuestro percentil no cambia. Hay muchos factores que afectan a esa posición que nos devuelven las estadísticas del programa informático, y nos sorprenderá saber que la mayor parte no están bajo nuestro control.
¿Cómo no voy a haber bajado posiciones en este simulacro, si mi última asignatura estudiada ha sido evolutiva, y hay otros que acaban de estudiar clínica?
Para empezar, hay que ir desarrollando nuestra propia estrategia de realización de simulacros. Sí, una estrategia propia.
Los compañeros y los profesores dan tantos consejos que al final parece que hay que hacer una amalgama de todos para tener esa “receta secreta”, y de repente nos vemos en a situación en la que simultáneamente deberíamos hacer todas las preguntas seguidas, pero divididas por bloques, pero con descansos, pero sin descansos. Esto no funciona. El método ha de ser vuestro.
Estrategia
Hay quien prefiere responder en una primera ronda solo las preguntas que sabe con seguridad, quien prefiere dar una primera lectura a todas las preguntas sin responder nada inicialmente, quien va desgranando cada pregunta desde el inicio, quien prefiere responder las preguntas por bloques… Cualquier estrategia es válida siempre y cuando cada uno la haya desarrollado tras varios simulacros y se sienta cómodo con ella.
Una vez desarrollada esa estrategia, es vital corregir los simulacros yendo más allá de contar fallos y aciertos. Lógicamente, a cualquiera le interesa ver cuántos aciertos y fallos ha tenido, en qué percentil está, cómo lo ha hecho respecto a simulacros anteriores…pero eso no puede hacernos perder el foco.
Y es que la verdadera utilidad de un simulacro reside en el análisis profundo del mismo. Debemos pararnos a leer con atención cuál era la respuesta correcta (¡ojo, tanto si hemos fallado como si no!). Tras leerla, ver si entendemos por qué era la correcta (y si no, preguntar por qué), anotar la información que nos falta, resaltar el detalle clave que habíamos pasado por alto, etc.
Además, debemos analizar los fallos. No para machacarnos o compararnos con los demás o con nosotros mismos, sino para ver el tipo de fallo y corregirlo. Analizar si ha sido un problema de no leer bien el enunciado, si era un dato que desconocíamos, si una opción hubiera excluido a la que marcamos, etc.
Todo este análisis en profundidad nos ayudará. Primero, porque nos dará sensación de seguridad al ir entrenándonos en nuestra estrategia de hacer simulacros, y segundo, porque nos permitirá extraer información útil de los mismos, evitando quedarnos solo con la sensación de éxito o fracaso.
Conclusión
Mi mejor resumen es el siguiente, y quien haya intentado el PIR alguna vez lo sabrá bastante bien: el PIR es impredecible. Pero con la práctica, la sistematización, el análisis y el método, no tiene que serlo del todo.
Hagámoslo predecible.
Autor: Álvaro Mancho
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