Este 26 de junio de 2024 ha sido detenido un personaje conocido por su “violenta” participación en un reality que, para más inri, tuvo continuidad televisiva y agresiva allende su abrupta finalización, junto con la salida del concurso mencionado. Conozcamos más acerca de la historia de alguien que se hizo famoso por amenazar con dar un par de “yoyas” a otro concursante.
Introducción
Hablamos del final del invierno de 2001, un contexto en el que apenas 9 meses antes un tal Ismael Beiró ganó el primer Gran Hermano, programa que marcó una época, si bien el formato, fue perdiendo progresivamente su interés.
En ese marzo del primer año del siglo XXI, comenzó una segunda edición del concurso en la que, nuevamente, el casting dirigido por profesionales de la psicología, buscó perfiles que “diesen juego”.
He de decir que estas cosas “las carga el diablo”. Así, entre los concursantes de aquella edición, hubo diversos emparejamientos, si bien el más sonado fue el de un tal Carlos con otra tal Fayna.
El primero fue expulsado del concurso por comportamientos violentos hacia la segunda y, para la posteridad, quedó el mote del “Yoyas”, al utilizar esta expresión para referirse a lo que podría hacerle a otro concursante tras un enfrentamiento banal.
El devenir de acontecimientos
Tras una salida turbulenta del concurso, pronto fue fichado por diferentes programas de la cadena emisora del reality. Por aquel entonces ya se atisbaban (o, mejor dicho, quedaban claros) rasgos narcisistas de la personalidad, amén de comportamientos antisociales.
Elevada incontinencia verbal, necesidad de quedar por encima, definirse como escritor/poeta (logró publicar), alzar continuamente la voz a quien le llevaba la contraria, recurrir a insultos públicamente, amenazar a contertulios de diferentes programas televisivos, llegar a las manos… en fin; una joya.
Sin embargo, esto no fue óbice para que, a la par, consolidase una relación sentimental con Fayna, llegando a tener dos hijos. Pero Fayna, tras unos años de convivencia, marcada por los malos tratos, logró terminar con la relación.
Reseñar como uno recuerda que esta mujer lloraba en un programa televisivo porque él había abandonado el hogar tras una discusión, llegando a suplicar que volviese y evidenciando claramente estar inmersa en el círculo de la violencia de género.
En todo caso, tras el fin de la relación, Fayna vivió diferentes situaciones peligrosas para ella y sus hijos amén de otras tantas amenazas y situaciones incómodas.
Con todo, Carlos fue condenado a prisión y evadió la acción de la justicia, escondiéndose y llegando a conceder una entrevista a un medio escrito que se realizó en un bosque, generándose una lógica controversia por el conflicto ético del secreto profesional periodístico y, a la par, la “cobertura” a un reo.
Perfil del Yoyas
Habiendo nombrado características narcisistas, hostilidad, agresividad, peleas, descontrol de impulsos y un largo etcétera; se objetiva una persona que necesita infundir miedo para sentirse seguro en una relación. Esto deriva en asumir una notable inseguridad “vencida” a partir de situarse por encima de los demás.
Huelga decir, que es muy posible que su infancia no haya sido del todo feliz, siendo objeto de abusos, negligencias y/o maltratos, amén de cualquier tipo de experiencia traumática.
Al final, este tipo de comportamientos adultos agresivos intentan sobreponerse a hechos pasados, a modo de dar una vuelta de tuerca a su situación vital.
Quedar por encima y dominar, incluso recurriendo a la agresividad física, se convierten en un leitmotiv con tal de no ver amenazada su posición de autoridad.
Detención
Según la prensa escrita, su detención con fecha 26 de junio ha ido precedida de una frase con cierto aire soberbio por parte del condenado por maltrato. “Si hubierais llamado a la puerta, os habría abierto”.
La detención es la de alguien que llevaba escondido prácticamente un año y medio y, con un nivel de profesionalidad delincuencial, más propio de un gánster que de una persona catalogable como “delincuente común” (al fin y al cabo).
Demacrado y auspiciado por su familia, parece que termina, por el momento, una historia más, por desgracia, de violencia de género, en este caso, física y psicológica; una más de una lacra social que no terminamos de erradicar.
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