La sexsomnia es una parasomnia incluida como especificador dentro de los terrores nocturnos.
Partiendo de la distinción entre el sueño REM y el NoREM, veamos cómo esta afección, habitualmente infradiagnosticada, puede manifestarse, así como sus implicaciones.
Introducción
Al leer ese término y pensar en el campo psicológico, no es extraña la tentación de pensar que se va a hablar de algún tipo de parafilia o cuanto menos de una satiriasis o ninfomanía. Sin embargo, la sexsomnia tiene que ver con el sueño y, de forma más específica, con los terrores nocturnos; constituyendo, por tanto, una variante dentro de las Parasomnias. Las parasomnias son un grupo de alteraciones muy variadas, en general de carácter benigno y más habituales en la infancia o adolescencia. Sin embargo, pueden durar y estar presentes en la etapa adulta.
Respecto a su clasificación, tiene que ver con la fase del sueño en que aparecen, así como el significado de las mismas. Algunas parasomnias aparecen en el despertar (transición del sueño a la vigilia) o al revés, de la vigilia al sueño. Por otro lado, las hay típicas de la fase REM y también del sueño lento. Es precisamente una parasomnia del sueño lento la sexsomnia.
Concepto
La sexsomnia, tal y como se ha reseñado, es una parasomnia y, de forma, concreta, supone una variante y/o especificación posible dentro del sonambulismo. En la sexsomnia hay una activación motora específica que da lugar a conductas sexuales inapropiadas que son involuntarias. Tras dormirse, las personas pueden intentar practicar o realizar conductas sexuales inesperadas e incluso infrecuentes o inhabituales, no siendo conscientes de ellos ni recordando haberlas realizado al despertar. Los comportamientos más habituales son la masturbación propia, pero también se incluyen intentar una actividad sexual con la pareja que duerme en la misma cama o incluso con otras personas que no son la pareja habitual y con las que no comparte cama ni habitación. Evidentemente, es un trastorno que puede conllevar problemas conyugales y legales, dado que pueden darse en situaciones de incluso expresión de la conducta con menores.
En cuanto a los datos de prevalencia, son confusos dado que es más que probable que haya un infradiagnóstico derivado de la vergüenza de quienes padecen la afección, el desconocimiento de la misma, etc. En este sentido, hasta 2012, apenas había 50 casos descritos en la literatura científica.
Detalles
Al estar asociada la sexsomnia al sonambulismo, es propia de la primera mitad de la noche y, si nos ponemos más precisos, del primer tercio de la noche. La frecuencia oscila, yendo desde un episodio, a varios semanales. Aunque hay factores precipitantes, como la propia pareja y su contacto físico o la privación de la propia conducta sexual durante el sonambulismo, hay una enorme variabilidad en los casos. Cuando la persona ejerce las conductas de sexsomnia suele mostrarse agresiva y/o violenta, con ausencia de recuerdo de los actos cometidos. No es extraño, que la pareja se muestre perpleja al despertar e intentar rememorar la actividad sexual. En todo caso, es patente y meridiano que el comportamiento del afectado es más hostil y/o violento de lo que habitualmente muestra la persona.
Cabe reseñar que la sexsomnia suele estar, inexorablemente asociada, con el sonambulismo, y también con somniloquias aisladas. Añadir que, durante la vigilia, estas personas suelen tener una sexualidad normal.
Concluyendo
Seguro que alguna persona “finolis” diría, sumérgete en un universo de placer con frases que despierten tus instintos más profundos. Uno que es más terrenal, piensa que en lo de soñar, independientemente de la influencia que podamos ejercer en el acto onírico, hay que ser precavidos. A partir de ahí, una buena higiene del sueño es una prevención necesaria para esta problemática.
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