Tipologías en Drogodependencias
Tipologías en Drogodependencias

Los consumidores de sustancias psicoactivas están expuestos cada vez a un variedad/gama más alta de drogas que, por lo general, tienen una gran potencia y dureza, tendiendo a ser utilizadas en combinación; algo que eleva su peligro al exponer a mayores riesgos para la salud al consumidor que, muchas veces no sabe lo que está tomando.

No obstante, en la práctica, tiraremos de un estudio clásico que sirve de base para ver qué tipos de consumidores solemos encontrarnos y cuál sería el abordaje terapéutico idóneo.

Introducción

La realización de un estudio con la población ingresada en la práctica totalidad de los centros de drogodependencias de la Comunidad de Madrid, así como algún centro penitenciario accesorio y otros recursos, dio pie a tener una muestra amplia de más de 300 personas, que permitió realizar análisis interesantes de cara a mejorar las propuestas terapéuticas para la población con adicciones.

El estudio referido es propio y, aunque han pasado prácticamente 20 años, la vigencia es plena en tanto en cuanto a la variedad de consumidores que hay; si bien, huelga decir, que es una simplificación práctica de una realidad extensa.

Tipos de drogodependientes

Por cierto, el artículo referido es “Subtipos de drogodependientes en tratamiento: apoyo empírico para una distinción entre tipo A y tipo B” (Psicothema, Vol. 18, Nº 1, 2006, páginas 43 a 51).

En la investigación se evidenció la existencia de una tipología de drogodependientes obtenida mediante un análisis de conglomerados sobre tres grupos de variables (sociodemográficas, de consumo y de gravedad de la adicción).

El resultado principal es la existencia de dos tipos básicos de consumidores, a saber, Tipo A (Apolo) y Tipo B (Baco).

Este estudio supuso la validación de una tipología realizador por Babor y cols., pero con población española policonsumidora, ofreciendo una detallada descripción de las características específicas de los dos grupos de drogodependientes.

En esta investigación, el Tipo A podría ser considerado un drogodependiente menos grave por lo que es denominado consumidor funcional. Sin embargo, el Tipo B supondría una cronificación del estilo de vida de los drogodependientes, por lo que se optó por denominarlo consumidor crónico.

Caracterización de las tipologías

En cuanto a las dimensiones psicopatológicas, la cronicidad del Tipo B se manifiesta en puntuaciones significativamente superiores en la mayoría de las variables evaluadas. Así, los consumidores crónicos tienen mayores niveles de somatización, obsesión-compulsión, sensibilidad interpersonal, depresión, ideación paranoide y psicoticismo.

De forma general, las medias obtenidas para las dimensiones psicopatológicas en ambas tipologías supondrían una confirmación de los datos de un estudio ECA que describía las elevadas tasas de patología dual en este tipo de pacientes.

Respecto a las diferencias de personalidad normal, el Tipo A muestra como rasgos más elevados la extraversión y amabilidad, mientras que en el Tipo B el rasgo predominante es el neuroticismo.

Muchos de los estudios que intentan describir las dimensiones más prevalentes en consumidores de diferentes drogas encuentran que los valores más altos son en amabilidad, responsabilidad, apertura a la experiencia y neuroticismo.

En general, los estudios con personas adictas a la heroína muestran como los participantes presentan mayor inestabilidad emocional, son más introvertidos y tienen menos sociabilidad controlada que la población normal.

Yendo a lo práctico

Resumiendo los resultados obtenidos, podría decirse que el Tipo A es un grupo de consumidores más joven, cuya sustancia principal es la cocaína y el alcohol y con menos deterioro físico, psiquiátrico, familiar y legal.

Por tanto, son lógicos los resultados obtenidos que muestran mayores puntuaciones en rasgos de amabilidad y de extraversión, ya que serían sujetos con mayor red de apoyo socio-familiar. Asimismo, la mayor extraversión denotaría mayor experimentación de emociones positivas y sociabilidad.

La elevación en neuroticismo del Tipo B se relacionaría con la mayor psicopatología global de estos drogodependientes, dada la relación existente entre esta dimensión de personalidad normal y la aparición de problemas psíquicos, sobre todo en la esfera ansioso-afectiva.

La elaboración de tipologías supone un progreso en el conocimiento de la población drogodependiente, sus características clínicas y las modalidades terapéuticas adecuadas.

Para concluir, cabe reseñar, que las drogas más consumidas en el último año han sido alcohol, tabaco e hipnosedantes.

Extrapolándolo a las tipologías mencionadas serían la puerta de entrada al llamado Tipo A. Frente a los planteamientos prohibitivos e independientemente de no entrar a fondo en la utilidad o no de los mismos, lo que queda claro es la necesidad de prevenir para disminuir esta problemática de consumo.

 

 

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