Quizá corren tiempos adversos para ver la bondad a nuestro alrededor. No obstante, esta primera frase puede que se pueda decir en casi cualquier época de la humanidad.
Intentemos huir de esta visión pesimista y adentrémonos en el concepto de bondad y la consecución de la misma.
¿Qué es?
La bondad tiene que ver con los seres –incluso humanos- que son amables, buenazos, cándidos, bonachones, dóciles, crédulos, tontorrones (incluso)… Así se define el genio –carácter, para ser más técnicos- de las llamadas buenas personas.
También son afables y corteses, junto con ingenuas y pacíficas. Seguro que alguno/a de vosotros/as se considera así.
Ahora bien, sospecho mucho que, si os consideráis de esta forma, quizá no lo seáis tanto, ya que la humildad es también una característica de estas personas, mientras que el hacer alarde de eventuales buenas cualidades iría más con otros estilos de carácter que, curiosamente, casan más con el antónimo de la bondad, a saber, la maldad; de la que por cierto ya escribimos unas reflexiones hace un par de años aproximadamente:
Personajes bondadosos
Trasteando por internet, he encontrado textos que hablaban de incluso una jerarquía en las personas más buenas del mundo.
En uno de estos escritos, se hablaba de Jesús de Nazaret, la madre Teresa de Calcuta, Juan Pablo II, Mohandas Karamchand Gandhi, Nelson Mandela, Martin Luther King Jr., John Lennon, Dalái Lama y Diana de Gales. Casi nada, que diría aquel.
Más allá de la innegable influencia en este ranking de lo vinculado a la religión, está claro que, en el resto, la fama ayuda. Pero qué nos hace ver bondad en las personas y qué aporta esta cualidad.
La bondad no deja de ser una propensión a hacer el bien. Implica empatizar y/o asumir el dolor ajeno como propio. Esta virtud integra otras como el amor, fraternidad, generosidad o respeto y, agarraos que vienen curvas, tiene su propia área/zona cerebral.
Cerebros bondadosos
Y la respuesta correcta es… el córtex cingulado anterior. En un experimento realizado por científicos de la Universidad de Oxford, se encontró como las conductas de ayuda a otros activaban únicamente esta región cerebral.
Huelga decir, que esta área se habría consolidado como elemento central en la bondad a partir de las experiencias vitales vividas por todo el cerebro/mente en su conjunto.
Además, hay que ser conscientes de que siendo bondadosos se fomentan cambios cerebrales que derivan en una mayor compasión y ternura (esto para quien quiera estas cualidades), mejor rendimiento académico y/o laboral y, en líneas generales, mejor salud.
Recomendando la bondad
Tras esto último es imposible no intentar recomendar avanzar hacia ser bondadosos.
Decía Confucio que la bondad consiste en amar a todos los hombres y Platón que buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro.
Sin embargo, uno es más práctico que todo lo mencionado hasta ahora y prefiero deciros que os arriméis a los buenos y seréis uno de ellos ya que la probabilidad de hacer mal se encuentra cien veces al día; la de hacer bien una vez al año.
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