Halloween

Se acerca el Día de Todos los Santos y, para los menos castizos, la fiesta de Halloween. El caso es que esta efeméride tiene un cierto aire especial tanto si se toma de una manera centrada en el recogimiento como de la otra, en la que prima el carácter festivo y el recogimiento, pero de dulces y caramelos en el caso de los niños o, vete tú a saber, en el caso de adolescentes y adultos.

Comprendamos la relevancia de esta fecha desde una óptica psicológica y sociológica y, por qué no, hablemos del significado del Sexto Sentido.

Introducción

Tranquilidad, de momento no me ocurre salvo en sueños que, afortunadamente no son premonitorios, sino más bien el reflejo de echar de menos a seres queridos que ya no están -solo físicamente quiero pensar- a mi lado. Llega el 31 de octubre, que el día de Halloween y cuya noche precede al Día de Todos los Santos -1 de noviembre-.

Curioso es que el día de Halloween coincida con el día mundial de las ciudades y el día mundial del ahorro, ¡cuidado!, como fechas reconocidas estas dos últimas; mientras que Halloween compartiría no oficialidad con el día internacional del arroz.

Total, que vaya pollo me estoy montando ya que, para más inri, este escrito se publica:

• El Día mundial de la estadística (oficial)
• Día mundial de la osteoporosis (mal asunto)
• El Día internacional del chef (ya tenemos alguien para el arroz),
• Día internacional del controlador aéreo (espero no hagan huelga y así poder celebrar el día de las ciudades con un viajecito)
• El día internacional de las mastocitosis y patología mastocitarias (poca broma merece el asunto y sí más bien trabajo e investigación).

El porqué de Halloween

Dicen los entendidos, que el origen de Halloween data de hace más de 3000 años y, para más morbo respecto a la efeméride del primero de noviembre, es de origen pagano (concretamente el festival gaélico de Samhain).

Halloween sería una suerte de acrónimo procedente de All Hallows Eve, que alude al término de noche sagrada. En esa noche, las personas se disfrazaban e iban de puerta en puerta para lo que hoy ha venido a transformarse en el famoso truco o trato y que, a su vez, ha derivado en ponerse como el Quico (prometo contaros su trágica muerte tras atiborrarse con marisco) de golosinas, dulces y chocolate.

Señalar, que la conexión de Halloween con el Día de Todos los Santos viene a raíz de que en su celebración del solsticio de otoño, los campesinos de antaño creían que esa noche los espíritus caminaban entre los vivos.

Llegados a este punto, podremos pensar ¡qué leches pinta aquí esta celebración! que, desde los Estados Unidos se trasladó a América Latina y, desde ahí, ha ido pasando a diferentes países de Europa, en mayor o menor medida, entre los que se encuentra España. La explicación es más sencilla de lo que parece.

Vivimos en un mundo globalizado y la cultura de diferentes países que, tomamos como referencia, traspasa fronteras. Llega un momento en que se produce un fenómeno de apropiación cultural, siendo difícil para los autóctonos distinguir la cultura propia de la ajena.

Si a esto le añadimos el tradicional gusto por todo lo que huela a fiesta de nuestro país, ya tenemos el caldo de cultivo perfecto para disfrazarnos de Michael Myers, Freddy Krueger o de Putin -hay gustos para todo-, si hace falta.

Por cierto, hay que agradecer el exceso de calabazas en una cosecha estadounidense para que el nabo (ahuecado para alojar una vela) que utilizó un tal Jack of the Lantern (el del farol pa´ los colegas) fuese sustituido por nuestra querida hortaliza curcubitácea en la que dibujamos o representamos caras para ahuyentar al demonio.

El Día de Todos los Santos

Como podréis suponer, el origen tiene que ver con la Iglesia Católica y, atendiendo a fechas, debemos remontarnos al papado de Gregorio III. A partir del año 835 se eligió como fecha el 1 de noviembre (lo hizo Gregorio IV) atendiendo al interés de eliminar la ya habitual fiesta pagana que precedía la fecha elegida.

Pero bueno, creo que con estos toques de historia ya está bien porque, al fin y al cabo, hablamos de dos fechas estrechamente relacionadas aunque la expresión de su celebración se sitúa en las antípodas.

El Sexto Sentido

Pues si el niño de la película que tiene como título este epígrafe era capaz de ver muertos y se aludía a un sexto sentido, cierto es que en estas fechas muchas personas pueden llegar a sentir cierta conexión con el mundo de los espíritus.

Si alguno ha escuchado la canción de Melendi titulada En ocasiones veo muertos, no es extraño que los llegue a ver, ya que en ella aparecen desde Kurt Cobain a Frankenstein pasando por Pelé y Dalí… casi que estos cuatro y él bien podrían ser los Jackson Five y ya tendríamos motivos para seguir en un mundo, no sé si mágico, pero sí muy peculiar.

Sin embargo, uno se debe a la ciencia y, pese a la creencia popular de que el sexto sentido alude a la capacidad de percibir de manera intuitiva lo que de ordinario pasa inadvertido y, por extensión, relacionarlo con la percepción extrasensorial o premoniciones e incluso la capacidad de comunicarnos con los espíritus

La realidad es más prosaica y, este añadido sensorial, tiene que ver con la propiocepción, es decir, nos ayuda a saber en qué dirección se mueven nuestras articulaciones, siendo un referente para recuperar nuestro equilibrio cuando lo perdemos.

Y es que es lógico perder el equilibrio en la noche previa a Todos los Santos si te disfrazas de asesino en serie, vas con una calabaza iluminada y te has puesto hasta el c…, digo las cejas de… caramelos oyendo la dulce melodía de Melendi y anhelando los manjares, por favor de forma comedida, que llevaron al bueno de Quico a ser una alma errante más en Halloween y a quien honrar el Día de Todos los Santos.