Catástrofes como la sucedida en Turquía y Siria requieren de muchos tipos de ayuda.

Entre ellas, está la intervención psicológica que, en este tipo de situaciones, requiere de un elevado grado de especialización.

Conozcamos las principales ideas de la intervención psicológica en catástrofes.

Introducción

El dramático terremoto sucedido en Turquía y Siria ha sido devastador. El incesante goteo de víctimas estremece a cualquier ser humano y, desgraciadamente, lo peor está aún por llegar dado que, como señalan quienes saben de esto, el conteo de víctimas no ha entrado en la fase de “goteo” aún.

Hasta la fecha e redacción de este escrito habría más de 16.000 personas fallecidas, más de 41.000 heridos, más de 11.000 edificios derruidos y/o dañados por los temblores y todo en el contexto de temperaturas bajo cero.

En este contexto, toda ayuda humanitaria es imprescindible y muchos países están colaborando activamente para paliar la catástrofe en la medida de lo posible.

También en estas situaciones u otras análogas es importante el papel de la psicología y, más concretamente de la llamada intervención psicológica en emergencias y catástrofes o los llamados primeros auxilios psicológicos.

Aclaremos conceptos

Crisis, desastres, emergencias, catástrofes… son términos utilizados indistintamente, si bien no son equivalentes.

Por hacer algún matiz, el desastre implica actuaciones con una gran infraestructura habida cuenta del mayor número de heridos y/o damnificados que la emergencia, donde suele poder haber resolución con los recursos asistenciales y médicos locales.

En cuanto a la catástrofe, sería un desastre masivo que implica consecuencias destructivas requiriendo grandes esfuerzos materiales y humanos, amén de una intensa coordinación.

Huelga decir que la situación de Turquía y Siria entraría en este último concepto, mientras que un desastre podrían ser los efectos de una riada y una emergencia un accidente de tráfico (no obstante, habría matices).

En cuanto a la intervención en una crisis, es necesario asegurar unas condiciones mínimas de tranquilidad, ofrecer alimentos e hidratación básica, tranquilizar y concienciar para que no impere la pasividad. Pero, qué implica la intervención psicológica en catástrofes.

Intervención psicológica

Se organiza en torno a los llamados equipos psicosociales de intervención en emergencias y catástrofes. El objetivo es dar respuesta, precisamente, a las necesidades de índole psicosocial derivadas de estas situaciones.

El equipo está compuesto por psicólogos y trabajadores sociales en colaboración con el personal sanitario y otros profesionales que puedan ser de ayuda (p. ej.: traductores).

La intervención psicosocial implica recoger datos sobre las reacciones observadas en los/as afectados/as, valorar comportamientos individuales y colectivos para detectar posibles necesidades de intervención psicológica, prestar apoyo psicosocial, así como evaluar otro tipo de ayudas y cuidados; entrevistar a las víctimas, familiares o mediadores sociales, derivar a profesionales específicos de la salud mental si aparecen afecciones mentales y, en este último punto, atener a la salud mental a largo plazo.

Este tipo de intervenciones son complejas e incluso existe diferenciación en intervenciones de primer orden (centradas en la crisis) y de segundo orden (orientada a las secuelas).

De hecho, en la de primer orden se distinguirían a su vez, las fases de shock (con posible hiperactividad o, lo contrario, hipoactividad) y la de reacción (con emociones negativas como el odio o culpa.

De la misma manera, en la de segundo orden se abordarían las posibles secuelas en forma de trastorno mental, siendo ejemplos el trastorno de estrés postraumático, el trastorno de estrés agudo, las crisis de angustia, los trastornos disociativos, la depresión o problemas de afrontamiento y todo mediante técnicas cognitivo-conductuales, intervención familiar, etc.

En definitiva, la intervención en crisis es una disciplina que requiere una formación específica y mucho más compleja que lo puede plantearse en estas líneas pero, en todo caso, un área necesaria de la psicología clínica.

 

 

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