Costumbres gastronómicas en Navidad
Espero que nadie tarareé el intento de canción del título, ya que solo pretende llamar la atención para acercar a un escrito centrado en acercar las costumbres gastronómicas de diferentes culturas en la época navideña, así como plasmar el sentido de las diferentes celebraciones.
Introducción
Que en la gastronomía navideña de algunos países estén platos tan sugerentes como el KFC o el Pudding de Yorkshire, puede hacer que alguna persona se espante y piense que la archiconocida marca de pollo frito o la hermosa raza de perro homónima, quizá acaben siendo pasto de nuestro paladar en esa noche idílicamente familiar, pero otras tantas veces compleja.
Como esto pretende ir de comidas (incluso de cabeza), hablaremos de diferentes platos y/o recetas, amén de hacer un guiño sociocultural hacia las mismas.
Claro, que si empezamos por ahí, en España somos de mesas navideñas en las que suele imperar la dieta mediterránea (permitidme un jaja): Cordero, cochinillo, jamón, marisco, turrón o mazapán no sé yo muy bien (que me perdonen las personas expertas en dietética y nutrición) si son parte de una dieta equilibrada (seguro que, a la vez, no).
Pero, que nos quiten lo bailao.
Gastronomía navideña internacional
Volviendo al inicio de este escrito, aunque resulte increíble, no es extraño acudir a la cadena del pollo frito en el país nipón en época navideña, dado el éxito de una campaña publicitaria de los 70.
De la misma forma que nuestros vecinos británicos hacen un, en principio postre, a partir de harina, huevos y leche en forma ce cuenco que, adaptaciones mediante, puede convertirse en plato principal si se rellena de carne y verduras.
Admito que me gustar cocinar y la cocina, y uno no puede dejar de nombrar otros grandes platos y/o recetas navideñas como:
- El panettone (que es la forma en la que queda mi cara tras las navidades)
- Pavo al horno típicamente estadounidense con su ligero relleno de ciruelas, pasas, cebolla, zanahoria, etc.
- Para quien guste del exotismo, el puto bumbong filipino que, seguro estáis flipando, nada tiene que ver con bombones de ninguna índole, sino con un plato de arroz de tonalidad ligeramente púrpura cocinado con mantequilla y ralladura de coco. Vamos, lo que en otros lares sería un risotto.
- Luego estaría la Nochevieja y las lentejas italianas, las uvas españolas…, pero eso es otra historia y habría de ser contada en otra ocasión.
El porqué de juntarse en las navidades
Celebrar el nacimiento de Jesús a partir de la abundancia por recibir la palabra de Dios y/o rememorar una representación de la Última Cena de Jesús con los manjares previamente reseñados, poner peces vivos en la bañera (Polonia), colgar calcetines a los pies de la cama (Reino Unid) o limpiar los zapatos intentando evitar a un tal Krampus (demoniaco) -Croacia- bastante similar al Fauno “dueño” del laberinto.
Sea cual fuere la celebración, lo cierto es que la Navidad se concibe como una fiesta familiar en la que habrían de reinar los sentimientos positivos, si bien esto puede virar hacia la antagónica tristeza en función de las vivencias y experiencias de cada persona.
Quizá, lo más importante es aprovechar fechas tan insignes para reflexionar acerca de lo que queremos y necesitamos, amén de intentar ser un poquito mejores a todos los niveles.
Aunque suene algo manido, solo desde el respeto a los otros e incluso el afecto positivo, se puede nutrir nuestro self para empoderarnos y crecer aún más.
Sea como fuere, cuidado con solo crecer a lo ancho al amparo de los manjares previamente mencionados y, ante todo, intentar crecer interiormente. Esta es la mejor forma de hacer que la Navidad sea feliz.
En todo caso, Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.
