Alquimia, feng shui, numerología, astrología, homeopatía, reiki, frenología, personología y un largo etcétera de disciplinas que conforman lo que llamamos pseudociencias “están entre nosotros”.

Vayan por delante mis más sinceras disculpas si se hiere alguna sensibilidad, pero estamos a lo que estamos, y, tirando de empirismo, nos ceñiremos a lo acientífico de las mismas, independientemente de que a alguna persona le puedan servir como analgésico emocional, físico o de cualquier otra índole.

Las pseudociencias

Empezamos mal cuando el propio concepto de pseudociencia engloba, en su definición, lo fáctico (se da por hecho) y lo científico. Si partimos de esta premisa, el método científico se manda a tomar… digo, al garete, y estaremos avocados a asumir afirmaciones de carácter contradictorio y si no, cuanto menos, exageradas. Como quieras confirmar lo que dicen estas disciplinas, vas de … y contra el viento. En fin, que hablaríamos de algo no original y que imita a una ciencia, sin estudios, pruebas ni metodología que dé lugar a información sostenible.

Sobre el Reiki, la personología y otras pseudociencias de la vida diaria

Hace poco se habló de la astrología y esto ha derivado en un rizar el rizo e ir más allá hacia otras de la misma calaña, digo índole. Permitidme señalar que me encanta la personología, sobre todo, si estás de farra con tus amigos/as y alguien te dice “¿eres psicólogo?, ¿me vas a psicoanalizar?“. Pues os recomiendo, ante tan exasperante pregunta, pero a la vez parte del imaginario colectivo (también está la de “¿dime cómo soy?“), que respondáis tirando de personología. En esta pseudo… (no vale la pena ni poner ciencia), su creador, nada más y nada menor que un juez de la Corte suprema de Los Ángeles, asocia patrones de conducta de las personas a rasgos físicos. Ríete tú de la frenología, unos “parias” al lado de este insigne juez (Edwar Vincent Jones se llamaba). El colega nos aportó conocimientos increíbles:

• Cabello espeso (poco sensible)
• Piel tirante en la cara (persona ordenada y limpia)
• Mandíbula ancha (autoritario)
• Lóbulo de oreja alargado (instinto asesino)
• Glúteos grandes (comodidad y adicción al sexo)
• Manco (engañan y estafan)
• Peludo (individualista)
• Dedos largo (le gusta hurtar… de ahí vendrá el dicho de tienes los dedos muy largos)
• Los de bigotes tienden a vigilar a los demás.

No me digáis que no es tremendo. Me acabo de dar cuenta que es un crack. Bajo su descripción, es que suscribe, sería una persona muy sensible, más bien desordenado, algo dominante, de mis lóbulos auriculares no hablaré, de poco culo (digo sin adicción al sexo), con dos brazos, al que la depilación le hace ser gregario y voy a parar que me pierdo.

Reiki

Cuidado que la pseudociencia que da título al artículo también tiene lo suyo. Como es una medicina alternativa japonesa parte de cierto empaque, pero el tema se desmorona pronto. En el Reiki, mediante la imposición de manos o toque terapéutico (me encanta esta expresión) se transfiere una energía universal (yo también vi Bola de Dragón)  hacia el paciente, llegando éste a su cura emocional o física. Quiero esas manos para mí diréis algunos/as ya que, son mejor, seguramente, que la bebida energética que nos hace volar.

Feng Shui

De la misma manera, el Feng Shui (que creí que era un tipo de sushi) es un sistema filosófico chino que se plantea la ocupación consciente y armónica del espacio. Toma ya, que diría aquel. La quiromancia, se hace quiromante al andar, implica la adivinación a través de la lectura de las líneas de la mano (como vean las mías ya veréis). Por cierto, a los que la practican se les llama palmistas (no confundir con palmeros). Y por qué no, nombraremos la joya de la corona, a saber, la parapsicología… Por favor, que alguien me detenga… no puedo con ella: telepatía, precognición sicoquinesis…ufff.

Conclusión  

En algún programa con nombre de un milenio venidero no me van a invitar, está claro; ni ganas (bueno depende de lo económico uno puede llegar a hablar de las palmas de las manos o de los lóbulos de las orejas). Mejor mantener la dignidad y centrarnos en aquello que verdaderamente puede ayudar a las personas y no aprovecharse de situaciones de debilidad emocional y/o física en las que las pseudociencias afines a la medicina o la psicología suponen una fuente de engaño y de insania. Lo mismo para otras pseudociencias orientadas a explicar lo que nos rodea, que lo único que hacen es entorpecer el verdadero conocimiento científico.

En fin, que me veo yendo a campos de trigo a practicar la cerealogía (así llaman a lo de interpretar las formas geométricas que aparecen en el campo). Al final, no molesto a nadie y recolecto trigo, que está muy caro (y sus derivados). Al menos seré más útil que otras pseudociencias y diciendo que soy cereólogo tengo posibilidades de ser tertuliano para, por lo menos, octavo milenio.